martes, 28 de agosto de 2012

WESTWOOD DE STELLA GIBBONS




Westwood
Stella Gibbons
Traducción: Laura Naranjo y Carmen Torres García
Ed. Impedimenta, 2012
460 pp
27,95  euros

Stella Gibbons (1902-1989) nació en Londres en el seno de una familia de clase media. Su padre era médico en los suburbios de Londres, muy aficionado al láudano y a la bebida, y con una fuerte tendencia a odiar y menospreciar a las mujeres. Esta situación familiar marcó bastante a la autora en su carrera literaria que incluso llegó a utilizar esta experiencia como material para sus novelas. Fue periodista, escribió numerosas novelas, relatos, poesía, pero es reconocida especialmente por la novela  La hija de Robert Poste (1932) y su secuela Flora Poste y los artistas (1949). Publicó Westwood en 1946.
Westwood nos narra la historia de Margaret Streggles: una mujer romántica, soñadora, con inquietudes culturales y poco agraciada. Es el personaje tipo de la novela victoriana. Su propia madre hace alusión a su aspecto: “… pareces una auténtica institutriz victoriana, sólo te faltan las gafas de concha…” (pág. 33).  Vive casi siempre en las nubes y busca casa en Londres, ciudad devastada por los bombardeos de los alemanes en la II Guerra Mundial.
Margaret vive con su  familia. La madre ahoga sus frustraciones  obsesionada por el orden y la limpieza. No soporta el aspecto desarrapado de su hija ni los escarceos amorosos de  su marido, periodista de profesión que huye de casa siempre que puede  para lanzarse a los brazos de otras mujeres. Mientras, su hermano, lucha en el frente contra los alemanes.
Margaret tiene una buena amiga, Hilda, que es completamente distinta a ella: exuberante, divertida, alocada, siempre flirteando con hombres y nunca dejándose arrastrar por ellos.
En uno de los paseos que realiza por Londres, Margaret encuentra una cartilla de racionamiento y, cuando la entrega a su propietario, descubre que pertenece a un pintor, Alex Niland, casado con  Hebe, hija de una familia adinerada londinense. El hecho de conocer a esta familia provoca que su mundo cambie por completo. A partir de ese momento les profesa auténtica adoración, sobre todo a  Gerard Challis, padre de Hebe, dramaturgo de éxito, aburrido y mujeriego, por el que siente auténtica veneración. Hará lo posible por estar el máximo tiempo posible en Westwood, mansión en la que vive esta familia y que está situada muy cerca de su vivienda.
En Westwood, Stella Gibbons nos ofrece una visión muy negativa de la alta sociedad de la época: A Gerard Challis sólo le interesan las aventuras con jovencitas. Su esposa es absolutamente superficial y hace ojos ciegos a todo. Su hija antepone su propia diversión a la maternidad dejando siempre a sus tres hijos a cargo de alguien y su yerno, el pintor, da más importancia a su carrera artística que a su propia familia a la que abandona largas temporadas. En diversas ocasiones utilizan a Margaret como niñera. Cada vez pasa más tiempo en Westwood, en detrimento de los suyos y del trabajo.  Pero es considerada nada más que una simple criada.
Margaret tiene un alto concepto de sí misma y, de hecho, le molesta que la relacionen con las criadas, tanto con la señora Grantey como con Zita, una refugiada judía alemana a la cual utiliza para poder llegar hasta Westwood.
La autora es una gran admiradora de Jane Austen y la protagonista de Westwood es una mujer  victoriana, pero dudo que Jane Austen hubiera descrito a una de sus protagonistas como Gibbons describe a Margaret. Ninguna de las mujeres de Austen es tan servil como lo es Margaret Streggles, ni tan siquiera Marianne Dashwood ante su enamorado Willoughby en Sentido y Sensibilidad .
Westwood es una novela deliciosa. Podemos disfrutar de todos y cada uno de los personajes, aunque éstos sean los menos importantes. Nos quedamos con ganas de conocer más matices.
Una lectura muy recomendable para sobrellevar los rigores del calor y el retorno de las vacaciones, para los que las han terminado y para los que las comiencen ahora.

martes, 14 de agosto de 2012

HACHÍS DE RAMÓN PEREIRA



Hachís. Poesía 2005-2011
Ramón Pereira
Aude Legere, 2011
75 pp       
6 euros.

El presente trabajo de Ramón Pereira, que me llegó de la mano de su propio autor, es una recopilación de poemas escritos en seis años. Una recopilación en la que uno encuentra citas de Baudelaire, referencias a Whitman, palabras de Juan Ramón Jiménez… Diversidad de horizontes y de palabras, de referencias y de vidas. Esa es la propuesta del autor.
Hay una parte de sus versos que resumen en palabras lo cotidiano de nuestras vidas (p.11):

“Finalmente, como cada noche,
te sientas en la cocina
y haces un puzzle”

sin descuidar un cierto matiz social (p.10):

“Llevas tantos años
vendiendo tu cuerpo
para comprar otros tiempos”

Palabras que inducen a la reflexión, no en vano el autor estudió filosofía.
A veces encuentra uno un cierto deje de desesperación romántica en sus versos (p.18):

“desgarrar mis venas y ofrecerlas
en la línea recta del verso”

También hay referencias concretas por ejemplo a su ciudad, Barcelona, en Walking Raval, (p. 20):

“Perderme como se pierden las llaves
en las calles del Raval”

Y en Barcelona zombie, poema en inglés. Aunque específicamente hay una parte final dedicada a Barcelona llamada Epifanías Barcelonesas. El autor divide el poemario en cuatro partes. La última ya mencionada y otras tres: Abrahadabra, Hachís y Los indios. En la primera encontramos referencias a la magia y a su relación con el verso, también a la poética, a un vocabulario mágico-religioso (Panchakarma), incluso a la matemática (Flor de Fibonacci). La segunda parte es la que da título al libro. Hay referencias al amor, a la droga, a la muerte. En algunos poemas el tono se torna más grave. La tercera parte toma su nombre de un poema que parece rememorar una parte del pasado del autor, incluso por la dedicatoria (p. 48):

“Esta vez un hombre que conozco
acompaña a los indios,
entre las sombras me saluda”

La última parte está compuesta mayormente de poemas muy breves, algunos haikus.
La propuesta de Ramón Pereira es una poesía sin artificio ni retórica, que busca y rebusca encontrar verdades con la palabra desnuda. Hachís.

martes, 31 de julio de 2012

CORAZÓN PINTADO DE XÁNATH CARAZA



Corazón pintado
Xánath Caraza
T.L.Press (Kansas city, Misouri, EE.UU), 2012
42 pp
5 euros (8 $)

Corazón pintado más parece un pequeño adelanto de algo más grande que vendrá con posterioridad. Así se llama este poemario, o quizá debería decir plaquette, de Xánath Caraza. Digo poemario porque contiene poemas aunque la mayoría de ellos ya han sido publicados en otros lugares. Sin embargo guardan cierta unidad y cierta semejanza argumental. Xánath, estudiosa y reivindicadora de la cultura chicana, muestra una preocupación por los orígenes, por los ancestros y lo que le han legado. Tuve la ocasión de conocer a Xánath Caraza en un encuentro de poetas en Barcelona con el trasfondo de dos realidades culturales: la chicana y la charnega. El poemario está editado en forma bilingüe en español e inglés e ilustrado por algunos artistas chicanos. Tan solo contiene dieciséis poemas. La mayoría de ellos ocupan una página pero algunos son más breves. El tema común que los recorre es el redescubrimiento de sus orígenes pero también hay temas secundarios: el contacto con la naturaleza, la pasión por algunos paisajes, la belleza, etc… Dejan descubrir una especial sensibilidad utilizando palabras que sensualmente nos van dejando mensajes, a veces con una cierta contundencia, aunque, la mayoría, relativamente serenos. El tema principal del poemario creo que queda bien atrapado por el poema Yanga. En dicha composición se habla de la esclavitud, de los orígenes africanos y para ello se van sucediendo las palabras casi a modo de estribillo. Africanismos que se repiten y que se intercalan como un coro. Y tras ese estribillo algunos resúmenes históricos que vienen a recordar el pasado. Aquí unos versos que lo corroboran (p.8):´

“Este es mi poema para Yanga.
Mandinga, malanga, bamba.
Rumba, mambo, samba.
Palabras llegadas de África.”

Algo más de esos orígenes, de los paisajes recorridos y recordados, viene desgranado en Olor a Mar del Norte (p.26):

“No es el olor al mar que conozco
Este mar no huele a mi mar”

Y también en esta otra estrofa de El rebozo de Adelita (p.35):

“Telares de canela.
Con diseños de amaranto.
Producción ancestral”

De la relación con la naturaleza, que se intuye en algunos de los poemas, como en el que da inicio al poemario y que se denomina Árbol de agua (p.6):

“Culebra roja deslizándose hasta mí
Silueta entre la bruma matutina”

Naturaleza, arte, todo uno, belleza al fin y al cabo. Del poema Estrella blanca (p.12)

“Pintora de cactus
Guardiana de la vida
El blanco nace de tus entrañas”

 Y del poema Floating Pink Shaman más de esa buscada unión ancestral con la tierra, aquí unión cuasi mística:

“Al cactus de sabiduría eterna
Generaciones de conocimiento
Corren por tus venas”

Finalmente otro de los temas secundarios que he señalado tiene que  ver con la belleza, con su búsqueda, con su contemplación, con el éxtasis. Qué mejor prueba que este breve poema denominado Copalillo que transcribo aquí en su integridad (p.22):

“Laberinto de ramas
De profundidad sin límite
Y rugosas texturas
Que arrulla la imaginación
En los torcidos troncos
Inicia el laberinto
De infinita sensualidad”

Xánath Caraza, Corazón pintado. Sensualidad, naturaleza, belleza y reivindicación de los orígenes, en la brevedad de estos pocos textos, para descubrir.

jueves, 26 de julio de 2012

ENTREVISTA A DAMIÁN PATÓN


Reseñados ha tenido la oportunidad de entrevistar a Damián Patón, autor de Días de fuego en la Habana

Luis Vea García (Barcelona)

Luis Vea: Parece extraño que una novela como Días de fuego en la Habana, no haya caído en las manos de una gran editorial. Tiene acción, tiene algo de novela negra y un ingrediente exótico como Cuba, además de sexo. ¿Qué nos puedes decir? ¿Lo intentaste con las grandes?

Damián Patón:  La novela Días de Fuego en la Habana, que yo escribí hace ya bastante tiempo, fue rechazada de plano por todo tipo de editoriales. Lo cual, responde a que sí lo intenté, pero esencialmente con Todos. Sus ingredientes, digámoslo así, no están buscados, surgieron tal cual. La escribí en muy poco tiempo.

L.V: La narración nos habla de unos personajes vencidos por lo peor de ellos mismos, llevados a los extremos de sus carencias humanas y contradicciones espirituales. ¿Por qué?

D.P: Los personajes, viven en el círculo cerrado de sus traumas porque, en algunos casos, los traumas son invencibles o por lo menos imposibles de aceptar. Sus carencias se convierten en actitudes defensivas- Clavijo-, y sus traumas, que ellos no consideran lo peor sino lo mas puro, entran en confrontación con el entorno que les envuelve, que a la vez les señala de manera visible e invisible por sus carencias, porque el sistema está saturado de carencias propias. No considero que padezcan contradicciones espirituales, sino contradicciones morales…Vivir marcado, nacer con un cerebro masculino o femenino en un cuerpo que no corresponde, vivir en un sistema hipócrita tanto supuestamente democrático, como dictatorial, influye en todo ello.

L.V: Uno de los ingredientes de la historia es el sexo. Algunos personajes ocultan sus vidas detrás del sexo, otros tienen cierta inseguridad respecto a él. Parece advertirse una inseguridad sobre el rol tradicional y las maneras de configurar el sexo en nuestra sociedad. ¿Es así?

D.P:  Es así. Tal cual se responde así misma la pregunta. En la sociedad actual -cualquier sociedad de cualquier país o cultura-, el sexo se ha deformado en su contexto y se ha convertido en una simbiosis ambigua de sentimientos. El sexo se ha individualizado, para colectivizarse. Puede resultar confuso, pero creo que es así. La inseguridad existe, porque quieren ser aceptados y ser normales como los demás, pero no pueden, no saben o no se atreven a mostrar sus “ambigüedades”, que son íntimas y las esconden bajo la forma del comportamiento sexual clásico. No lo consiguen, claro.



L.V: En la trama de la novela se van narrando hechos y, junto a ellos, se va vertiendo una serie de juicios de valor sobre la sociedad, la política, la situación actual. ¿Es una de las labores del novelista transmitir crítica social?

D.P:  En parte sí. Estoy convencido de que debe existir una parte de critica social…pero solo una parte del todo, para no deslucir el acto creativo. Guerra y Paz, por ejemplo va mas allá de su ser una novela bélica clásica, es un todo…no sé si el ejemplo puede ser el mas adecuado, pero en parte si, aunque a veces el autor incurra en subjetividades…

L.V: A veces da la impresión de que el autor se haya inspirado en alguien para describir con tanta exactitud algunos personajes. ¿Ha habido modelos?

D.P:  Ha habido modelos reales, en algunos casos…y me he quedado corto, por pura autocensura. El modelo mas real es Iker…lo demás son modelos mas clásicos…y me autocensuré.

L.V: La impresión que ofrece la novela sobre el futuro y los acontecimientos actuales es devastadora. No hay esperanza, ni posibilidad de futuro. ¿Es una novela que esconde un cierto nihilismo?

D.P:  No siento que esconda un cierto nihilismo. Y no siento que sea devastadora su visión sobre el futuro, sino más bien demasiado real y me quedo corto…muy corto. Creo que en la novela habita una gran esperanza pesimista eso sí. Una esperanza pesimista, sin los viejos dioses occidentales…al final me remito…al final del libro, en sus últimas frases.

L.V: Me ha extrañado el final de la novela. Da la impresión de que la introducción de un acontecimiento real como el 11M cambia la dirección de la novela. ¿Era ese el propósito?

D:P:  No era ese el propósito abiertamente, luego al final ha sido así de manera imprevisible. El final supone el cierre, lógicamente del principio. Todos huyen de sus miserias personales en un mundo de riqueza hacia otro de miserias materiales y a veces personales y de repente un acontecimiento externo lo altera todo…eso ocurre cada día.

L.V: Días de fuego en la Habana tiene uno de sus puntos fuertes en los diálogos. ¿Has trabajado de alguna manera este punto?

D.P: No…nunca lo he trabajado…simplemente lo sentía así. Es algo que acabo de descubrir.

L.V: Viniendo como vienes, Damián, de la poesía, qué poco de poético tiene el libro.

D.P:  Quizás es mejor que tenga poco de poético el libro. He descubierto que ya no soy poeta. Necesito personajes, necesito otros ámbitos. La poesía me parece lo más alto y descubrí, que yo no cumplo sus expectativas. Lo poesía es lo supremo.

L.V:  ¿Puedes decirnos en qué proyectos andas metido actualmente?

D.P: Como bien sabes y te he comentado en alguna ocasión, Luís, dije que abandonaba el camino de la literatura…me cansa un poco, pero no puedo evitarlo, necesito crear. La palabra sería crear. Decidí co-editar con Bohodón ediciones, para que Días no muriera en un cajón. No quería. El sistema editorial es cerrado. Mediocre. Corrupto en este país. Llevo tiempo sin planes. Es cierto que escribo para algún colega guiones de corto -ahora ando en ello-, pero en realidad necesito mucha libertad para escribir. Y quizás ensayo o novela. No tengo un plan fijo, si un plan infinito en mi. Nadie me espera por el momento…pero sabrán de mí.

Gracias Damián por tus respuestas y suerte en los próximos proyectos.

martes, 24 de julio de 2012

DÍAS DE FUEGO EN LA HABANA DE DAMIÁN PATÓN




Días de fuego en La Habana
Damián Patón
Ed-Bohodón, 2012
144 pp.
14 euros (formato ebook: 7 euros)

Había tenido la oportunidad de leer algunos trabajos de Damián Patón (1963), pero, probablemente, Días de fuego en La Habana es la obra más redonda que he leído de él. Una serie de personajes con turbias vidas buscan lejos de su hogar la paz que no hallan en su lugar habitual. Lamentablemente no son del todo conscientes de que el infierno siempre viaja con ellos. Los personajes que diseña Damián son desarraigados de su propia vida, envueltos en miserias personales y morales. También se caracterizan por su incapacidad para asumir su rol sexual. Uno de los puntos fundamentales de la novela son los diálogos. Casi siempre certeros  y creíbles. Probablemente el punto más discutible y opinable lo da el narrador. Quizá un narrador ideologizado. A veces se unen las opiniones del autor que aparecen en boca del narrador, otras los personajes se conducen por una senda marcada. Sin embargo la novela tiene destacables elementos de la literatura de género negro a las que se añaden un interés en profundizar en el perfil psicológico de los personajes. Moisés Clavijo (¿el nombre ha sido elegido por el autor para emparentarlo con el drama de Goethe?), un tipo que huye de sí mismo con el pretexto de escribir un libro que jamás acierta a empezar. Buscando quizá su propia identidad conoce a  Iker Getxo, un personaje envuelto en la penumbra de la duda sobre su propia condición sexual. Los diálogos entre estos,  su acercamiento, también sus desencuentros y, por último, su huída a España tras una discusión de calado son parte del día a día de Moisés en La Habana. También en el camino se entrecruza el juez Javier Terré, juez de menores que, sin embargo, olvida sus escrúpulos por un momento para acabar haciendo lo que le condujo a la isla, acostarse con una jinetera, pero menor de edad. Por último, el teniente Oswaldo, un policía enamorado de un transexual que se niega a aceptar la realidad de ese enamoramiento. Todos los perfiles y sus vidas se van entrecruzando. Es magnífica la escena entre Moisés Clavijo y el juez Javier Terré, cuando el primero va al hotel del segundo a devolver la cartera que ha encontrado y cómo el segundo, en un alarde de estupidez y soberbia, se comporta como un imbécil pagado de sí mismo. Buena ambientación general de la vida y las miserias de la Habana que, sin embargo, queda oculta por la vida y miserias de los personajes que de fuera vienen y transitan por esa realidad.

Al final del libro, un hecho viene a enturbiar el normal desarrollo de la acción. Un hecho que no es baladí para todos los personajes y tampoco lo es en la más reciente historia de España: el 11 M. Ese acontecimiento terminará por devolver a todos ellos de una u otra forma a la realidad de su regreso, cada uno a su madriguera, sin haber resuelto sus problemas interiores. El diablo sigue viajando con ellos al mismo lugar del que partieron y con el agravante ahora del desastre que se avecina.

Recomendable libro de este autor para los amantes de los personajes indefinibles y atormentados y, también, por los que tienen querencia por el género negro. Días de fuego en La Habana.

martes, 17 de julio de 2012

ENTREVISTA A JUAN BOSCO


Reseñados ha podido conversar en diferido con Juan Bosco a raíz de la publicación de su libro La Lista.
Luis Vea (Barcelona)

Luis Vea: La lista es un libro que se sitúa en la inmediata posguerra. Habrá quien diga: otro libro sobre la guerra civil. ¿Qué le dirías?
Juan Bosco: Le diría: nada más lejos de la realidad. En Canarias no hubo confrontación armada y esta novela está ambientada, como bien dices, en la inmediata posguerra y en un lugar, la isla de Tenerife (es decir, Canarias) en el que, por sorprendente que parezca, pudo haber cambiado el destino de España, porque Francisco Franco estuvo a punto de sufrir un atentado en, al menos, dos ocasiones antes de abandonar su puesto en la, entonces, Comandancia General de Canarias, en Santa Cruz de Tenerife. Uno de esos atentados es el punto de partida de esta novela. Además, esta es una historia de heroísmo humano que tiene un objetivo concreto: hablar, por fin, de los terribles acontecimientos sucedidos aquí tras la guerra, que podrían resumirse en una palabra atroz: genocidio.

L.V: Quizá las características de aislamiento de Canarias propiciaron que se viviese la guerra de otro modo, no en vano el golpe se hizo con el poder en escaso tiempo. Cuéntanos algo de esa época que no digas en la novela.

J.B: La guerra es una consecuencia del fracaso del golpe de estado capitaneado por Emilio Mola; y digo fracaso porque las fuerzas armadas leales al gobierno constitucional de la República, hicieron frente al levantamiento. La drástica división interna en el ejército evitó un triunfo inmediato de los militares sublevados, que no fueron todos. Ese hecho de división da lugar a la confrontación armada. Por otro lado, Franco, que se hallaba destinado en Canarias (más bien desterrado por Manuel Azaña al dudar este de su "excesiva lealtad"), no se sumó al golpe hasta que vio el camino libre para jugar sus cartas. Es la muerte, considerada accidental, del general Sanjurjo (quien iba a estar al frente del alzamiento, como en el 32) el hecho que pone a Franco en marcha. Además, no contando con la simpatía de gran parte de los mandos (no en vano le nombraban con diferentes apodos como "Miss Canarias", "Paca la Culona",...), sí tenía el apoyo y el estímulo de personas con gran peso en la sociedad de la época, entre otros, Juan March, quien financia la operación de traslado de Franco desde Gran Canaria en el avión Dragon Rapide. Una vez fue ganando posiciones procedió a la eliminación de aquellos que podían hacerle sombra o, en los inicios, frenar sus planes, como ocurrió con Balmes en Las Palmas de Gran Canaria

L.V-Tengo interés en saber cómo ha reaccionado en general la sociedad de La Orotava al conocer tu libro y su contenido. ¿Qué actitudes te has encontrado? ¿Comprensión? ¿Ganas de olvidar? ¿Rechazo?

J.B: Para mi sorpresa, la reacción general ha sido extraordinariamente positiva. Este libro se está convirtiendo poco a poco en una especie de "mecanismo exorcista" de los terribles fantasmas y miedos que permanecen en el inconsciente colectivo de la sociedad canaria. Me llegan constantes agradecimientos, como si, al leer el libro, mucha gente hubiera encontrado las palabras que siempre quiso gritar pero, por un terror viejo que traen en sus genes, no ha podido hacerlo. Tengo un inmenso sentimiento de gratitud y responsabilidad. Este es un libro que busca arrojar luz sobre una época de sombras que, en Canarias, ha estado sometida al silencio; un silencio que, bajo mi punto de visto, es fruto de la omisión consciente, ese pecado tan social y tan de nuestros días.



L.V: Supongo que debe haber habido un proceso de documentación. ¿Puedes explicar cómo supiste de la historia y cómo investigaste?

J.B: Pude acceder a muchos testimonios de hijos y nietos de víctimas, algunas de las cuales sufrieron la brutalidad de las Brigadas del Amanecer y alcanzaron la muerte. Trabajé con numerosas fuentes bibliográficas que consultaba constantemente y accedí a las actas municipales del Archivo de La Orotava desde enero de 1931 hasta enero de 1941. Meses de trabajo. Aunque a lo largo de mi vida, por familiares y conocidos, fui haciéndome eco de muchos datos, historias de toda índole de aquellos años que, de algún modo, quedaron grabadas en mi memoria y vieron la luz a través de La Lista.

L.V: Siendo como es un libro de ficción ¿qué hay de verdad y de ficción en La lista?

J.B: Es una ficción y, al mismo tiempo, no lo es. De hecho, la idea central (la lista de 86 nombres), el método de evacuación de los perseguidos y la intrahistoria de los personajes principales sí es ficción. Sin embargo, las descripciones de las localizaciones y del ambiente de la época, el relato de algunos hechos concretos, muchos personajes y todos los datos aportados son reales. Es decir, La Lista es historia novelada; o dicho de otro modo, uso ciertos aderezos para contar algo que, de una manera u otra, sucedió. Tan es así que continuamente recibo testimonios que superan con creces la barbarie de ciertos momentos de la novela.

L.V: Juan, tú provienes del mundo de la música y ahora te pasas a las letras, aunque ya habías ganado algunos concursos literarios. ¿Qué diferencias y semejanzas ves?

J.B: Bueno, el tema es "la palabra", en cualquiera de sus formas. La canción quedó aparcada hace ahora seis años por causas complejas que necesitarían de otra entrevista para ser explicadas. Tras un tiempo de reflexión me sentí preparado para abordar un proyecto literario de envergadura, quizás porque me sirvió de entrenamiento un trabajo previo (El Tercer Latido, Editorial Destino), encargo de la Alianza de Civilizaciones. Después de esa experiencia me vi mentalmente fuerte para algo más laborioso y comprometido. Y surgió La Lista. En cualquier caso, la canción tiene una dinámica diferente, un estado mental propio. Lo mismo sucede con la novela, pero son ámbitos distintos. Sin embargo, ambos se sustentan, al menos en mi caso, en una experiencia previa de alumbramiento; es decir, antes de hacer la canción, la oigo; antes de escribir la novela, la sé de arriba abajo. ¿Por qué me sucede así? No tengo la menor idea. En cuanto a la poesía, no sé si volverá alguna vez; y la canción, qué sé yo... Quizás pudiera volver; sería una manera divertida de descansar entre libro y libro. Pero el compromiso es con la palabra, porque es el instrumento que me ha dado la vida, y yo no sé entender las habilidades de uno más que en clave de utilidad y, por tanto, prima el sentimiento de responsabilidad.

L.V: La novela contiene una gran cantidad de personajes y de voces. Debe haber sido difícil hablar de todos ellos y crear tantos diálogos. Háblanos de ello.

J.B: Fue necesario elaborar un esquema previo en el que definí con antelación la historia de cada personaje. Luego me hice un guión general con la descripción de todos los capítulos. Ese fue el instrumento que me permitió poner en juego a tantos y tan variados personajes. Pero, he de decir que, en este caso, tuve una experiencia muy curiosa. El único esfuerzo que debía hacer era el de mantener la constancia en el trabajo. La obra venía en imágenes y, con ellas, llegaba también la voz de los personajes, sus modos de sentir, de entender la vida; era como si pudiera verlos por dentro, comprenderlos, percibirlos,... Fue extraordinario y, al mismo tiempo, intensísimo. Con ellos reí, lloré, grité,... Viví toda clase de emoción humana como si la estuviera experimentando en mis propias carnes. Eso hizo posible la relación entre ellos y los diálogos.

L.V: El mensaje del libro es demoledor. La novela que inicialmente narra una historia de esperanza poco a poco va yendo hacia un camino opuesto. ¿No podía ser de otro modo?

J.B: Como comenté antes, el objetivo final de la obra es poner palabras al miedo colectivo y a unos hechos terribles que perduran en la memoria de demasiada gente. Esos hechos fueron como fueron. 1200 desaparecidos sólo en la provincia de Tenerife, y aquí no hubo, insisto, confrontación armada; una represión perfectamente tramada y perpetrada por los poderes establecidos tras la guerra: la oligarquía, la iglesia, Falange Española, Acción Ciudadana,... Los datos son tan brutales... Terminar la historia felizmente habría sido poco realista, y yo necesitaba que hubiera realidad.

L.V: La lista es un libro escrito de una forma muy cinematográfica. Llevar al cine la historia no parece difícil como ocurrió con otros libros como Las trece rosas o Soldados de Salamina. ¿Te lo has planteado? ¿Tienes alguna oferta?

J.B: Tengo que admitir que es un sueño que albergo. Me lo han planteado sí, pero no gente en disposición de emprender un proyecto que requiere una gran inversión. Creo que la posibilidad está ahí. Quizás tras el verano, tras la presentación en Madrid y otras ciudades, ese camino pueda abrirse. Quién sabe...

L.V: Por último nos gustaría saber si estás trabajando en algún proyecto nuevo, en alguna otra novela.

J.B: Sí. Esto es una máquina que hay que mantener engrasada, Estoy en otro proyecto, otra novela, pero de un registro absolutamente distinto. Será una historia contemporánea, que camina entre la ciencia y el humanismo radical de su personaje principal. Y, por supuesto, con sus ingredientes claves: intriga, personajes interesantes,... Espero que sea, al menos, buena literatura.

L.V: Muchas gracias, Juan, por tu amabilidad y felicidades por tu libro La lista.
                                                                                                                                                           

viernes, 13 de julio de 2012

LA LISTA DE JUAN BOSCO




La lista
Juan Bosco
Principal de los libros, 2012
413 pp.
22,50 euros

Si a cualquier lector se le habla de un libro llamado La lista, muchos pensarán en seguida en la novela – y, sobre todo, en la película – La lista de Schindler. Sin embargo muchos lectores desconocerán otra historia más cercana sobre una lista, una historia reciente que nos desvela como el general Franco fue objeto de varios atentados. Uno de ellos, del que habla el libro La lista, pudo haber cambiado el curso de la historia y quién sabe si de la posterior guerra civil. Pero La lista no trata específicamente de ese hecho, sino de la época en que ocurre y  de los protagonistas de la novela, personas cuyas vidas se olvidaron y quizá sólo permanecían en el recuerdo de algunos que les conocieron.
La lista es una novela trepidante, a caballo entre el thriller y la novela de intriga, con elementos de novela negra. Imagínense que alguien descubre una lista en la que aparecen una serie de nombres de  personas vecinas y conocidas que una a una van desapareciendo misteriosamente. Enmarquen este hecho en la posguerra y añádanle un amor prohibido con la hija de un noble, que además será luego una buena aliada, y tendrán delante buena parte de lo que es La lista. Su autor, Juan Bosco, que ya había hecho alguna incursión literaria, básicamente en la poesía, pero que provenía del mundo de la música, nos presenta este episodio de la historia de su pueblo, la villa de la Orotava (Tenerife).
Una de las preguntas que yo mismo me he hecho antes de leer este libro es si hacía falta otra novela sobre la guerra civil o la posguerra tras las exitosas y recientes Las 13 rosas o Soldados de Salamina. Probablemente la pregunta está mal encaminada. Uno se apercibe de ello al finalizar el texto. No se trata de una historia más de la guerra civil, básicamente porque los que conozcan un poco la historia de Canarias sabrán que allí guerra hubo poca. Básicamente se trató de un golpe de estado que partió de allí y que posteriormente desembocó en una atroz matanza de todos aquellos ciudadanos leales a la República. Fue una verdadera masacre entre vecinos pues todos se conocían y todavía no era Tenerife la isla paradisíaca que sería para los turistas a partir de los años 60. Hubo mucha represión y ese ambiente asfixiante, sumado al concepto de aislamiento del que ya habló Unamuno unos años atrás, es el que se refleja en La lista.
Otra particularidad es que uno de los personajes relevantes es un monje, el hermano Lucas, venido desde Francia y nada afecto al Régimen tal y como uno se apercibirá a lo largo de la historia. Curioso que sea precisamente un religioso el desencadenante de los sucesos posteriores cuando la iglesia en general estuvo tan al lado del bando victorioso. Pero no hemos de olvidar que también hubo religiosos leales a la democracia y a la República.
La lista refleja el ambiente de posguerra con realismo por lo que es deducible que ha habido un importante proceso previo de documentación.
Una de los aspectos destacables y que creo que es el trasfondo al que nos lleva la historia es la necesidad de que la memoria permanezca, de que los sucesos se conozcan, sean parte de nuestras vidas y se integren en nuestras realidades. Olvidar el sufrimiento de esas personas sería olvidar una parte de nuestra historia.
La Lista es una novela que avanza con lentitud en su inicio, partiendo de un hecho histórico puntual como es el intento de asesinato de Franco, pero luego avanza con rapidez. La parte final del libro se lee con una cierta agonía para llegar a conocer el desenlace. Es un libro altamente recomendable tanto desde el punto de vista histórico (a pesar de que existe una licencia literaria en algunos aspectos de la narración) como desde el punto de vista puramente novelesco. Un libro que nos acerca un episodio reciente de la historia de Canarias y  - por qué no- para disfrutar estas vacaciones.

martes, 3 de julio de 2012

UNA CIUDAD ASEDIADA DE MARGARET OLIPHANT



Una ciudad asediada
Margaret Oliphant
Prólogo de Jesús Palacios
Traducción de Jon Bilbao
Ed. Fábulas de Albión, 2012
231 pp
18 euros                           


Margaret Oliphant (1828-1897), pese a tener una importante obra costumbrista e histórica, es recordada por sus narraciones victorianas de fantasmas. No es de extrañar ya que su vida pudo parecer un drama  victoriano: desgracias familiares y  diversos fallecimientos de sus seres más allegados -hijos, marido, hermano y sobrino- provocan un permanente contacto con la muerte, y a eso se une la necesidad económica de ganarse la vida escribiendo para subsistir. De ahí una obra tan extensa.
Antes de hablar de la novela en sí hay que destacar el extraordinario prólogo de Jesús Palacios, Nuestra señora de los espectros. En él nos desgrana en tres partes Una ciudad asediada. La primera habla sobre la vida de Oliphant (Heroína victoriana). En la segunda parte (Lo visible y lo invisible) nos explica la producción literaria de la autora con respecto al “más allá”. En la tercera  (La ciudad de los fantasmas) nos desmenuza la novela. Vale la pena leer el prólogo con detenimiento.
En cuanto a la obra en sí, Una ciudad asediada fue publicada en 1880 y es una de las novelas más conocidas de Margaret Oliphant. La acción transcurre en Semur, una pequeña ciudad de Francia, en la cual sus habitantes vivirán un suceso sobrenatural: la ciudad será tomada por los espectros de sus fallecidos. Pese a que es una novela de fantasmas no es un relato terrorífico aunque la atmosfera que nos describe la autora así lo sugiera.
El relato de los hechos está narrado por varios de sus ciudadanos. El personaje principal es M. Martin Dupin, alcalde de la ciudad que se vanagloria de ser burgués y racionalista. No cree en Dios aunque respeta las creencias de los demás (p.53): “Soy un hombre de mi tiempo y estoy orgulloso de serlo. Me hallo poco dispuesto a rendirme al control del clero”.
Otra versión de la narración corre a cargo de Paul Lecamus. Según Dupin (p. 57-58) “es algo así como un visionario (…) es como un soñador, alguien que no alberga sino ideas absurdas”. Él le acompañará a la ciudad una vez que ha sido asediada.
Monsieur Bois-Sombre, un aristócrata que se hará cargo de los habitantes cuando Dupin se interna en la ciudad,  dará otra visión.
Madame Dupin, la esposa del alcalde, nos hará reflexionar sobre la condición de la mujer en la sociedad victoriana. Es una mujer dulce, casi sumisa (p.175): “Acompañé a mi esposo hasta las puertas de la ciudad. No era mi intención distraerlo (…) Quizá fue mejor que el mensajero no se tratara de una mujer; luego ellos podrían haber dicho que lo sucedido fue fruto  de un delirio, de un ataque de nervios. No somos fiables a este respecto, aunque no comprendo la razón”.
Por otro lado, la versión de la madre del alcalde, Madame Veuve Dupin es la de la mujer victoriana por excelencia: mujer recta, de férreas tradiciones y  fuertes convicciones morales y religiosas y con un sentido de la supremacía de las clases sociales indiscutible.
No hay que dejar de observar al resto de personajes  secundarios.
Con la narración de los personajes, Margaret Oliphant reflexiona sobre la moral victoriana: las férreas convicciones religiosas, el costumbrismo, las tradiciones y los conflictos entre las diferentes clases sociales.  Nos habla de ciudadanos embrutecidos que le dan más valor al dinero que a la religión. “Ese es el único dios en que se puede confiar en estos días” (p. 44). Sin embargo, una vez que han sucedido los acontecimientos paranormales, se vuelven más beatos que los demás.
 También reflexiona sobre las  diferencias entre hombre y mujer. Es curioso el párrafo de la página 46 en el que daría la impresión de estar leyendo a Jane Austen: “¿Es que los caballeros y las damas no hacen lo mismo? ¿Hay en el mundo algo, aparte del dinero, en lo que merece la pena creer? A la hora de hablar de matrimonio, vos preguntáis en primer lugar cuál será la dot; y a la hora de entablar trato en sociedad con alguien, preguntáis: ¿Ese tal Monsieur Untel es rico?”
 Por otro lado, existe un mensaje moral en el relato: los muertos se aparecen a los vivos como consecuencia de la falta de fe y su alejamiento de Dios. Curiosamente los espectros sólo se  aparecen a los descreídos. Nos recuerda, en cierto modo, al Cuento de Navidad de Dickens, aunque en este caso una ciudad entera está tomada por los difuntos.
Pese a que la novela está ambientada en una ciudad francesa, nos podemos imaginar a sus personajes en cualquier pueblo o ciudad de Inglaterra.
Una ciudad asediada es una novela altamente recomendable para aquellas personas a las que les gusta la novela victoriana, independientemente de si se trata de  una novela fantástica o de cualquier otro género. Por si fuera poco todo en una esplendida y cuidada edición. 


viernes, 8 de junio de 2012

TRAS LOS LÍMITES DE LO REAL. UNA DEFINICIÓN DE LO FANTÁSTICO DE DAVID ROAS



Tras los límites de lo real. Una definición de lo fantástico
David Roas
Páginas de Espuma, 2011
186 pp
15 euros

A David Roas (1965) lo conocí casualmente en la presentación en Barcelona del libro Perturbaciones, la fantástica antología de relatos coordinada por Juan Jacinto Muñoz Rengel. Luego le he ido viendo en casi todas las antologías que se han editado sobre lo fantástico, al mismo tiempo que he comprobado cómo se ha prodigado haciendo numerosos prólogos a otros libros. No es extraño, David Roas es conocido por lo fantástico. La vertiente de creador ya la había descubierto. La otra, la de experto y ensayista, la encontré a partir de este Tras los límites de lo real que fue galardonado con el Premio Málaga de Ensayo 2011. Y no es para menos porque su ensayo es casi abrumador. Para un profano de lo fantástico penetrar en la dimensión escrutadora de Roas se hace complicado porque el autor tiene muy trabajada su propia teoría en la que se explaya poniéndonos multitud de ejemplos. Pero vayamos al inicio.
Cuatro son los elementos que el autor analiza: la realidad, lo imposible, el miedo y el lenguaje. A cada uno de ellos le corresponde un capítulo. Más uno último dedicado a lo fantástico en la postmodernidad.
 Para entender el funcionamiento de lo fantástico primero debemos saber en contraposición lo que significa la realidad. Y sobre la realidad trata el primer capítulo del ensayo. Encontrar dónde está la confrontación entre lo real y lo imposible y averiguar qué modelo de realidad se está usando. Para explicar los diversos paradigmas Roas se retrotrae al siglo XVIII hasta la actualidad. Y así llegamos a la idea de que no existe una única realidad sino diversas versiones de la realidad.
En la segunda parte el autor analiza lo imposible y hace una distinción entre lo que él denomina la literatura fantástica, la literatura maravillosa, el realismo mágico y lo maravilloso cristiano. Estos últimos ejemplos es lo que el autor denomina lo pseudofantástico.
Otro elemento esencial es el miedo. Roas hace una introducción al miedo psicológico, a su relación con lo fantástico y hace una división de los diversos tipos de miedo.
En el cuarto capítulo destaca especialmente la parte que trata de los límites del lenguaje.
Finalmente todo este entramado teórico nos lleva a analizar lo fantástico dentro de lo postmoderno.
Debo destacar que a pesar de que el libro tiene pasajes de cierta dificultad por la argumentación teórica, las analogías –incluso científicas- y las referencias, resulta muy esclarecedor cuando nos habla de autores en concreto para que pueda ser entendido de qué tipo de literatura hablamos. Y ahí tenemos desde Borges hasta Poe, desde Machen hasta Maupassant o Lovecraft.  Tras los límites de lo real será así un libro interesante para todos aquellos que quieran entrar en la construcción y deconstrucción del mundo de lo fantástico hasta conocer sus tripas, las diversas visiones, su evolución. E, incluso, descubrir autores jamás leídos, tramas que el autor muestra pero no revela.
 El trabajo de David Roas en este Tras los límites de lo real. Una definición de lo fantástico resulta ser imprescindible.

martes, 29 de mayo de 2012

EL MAR DEL OTRO LADO DE OLGA BERNAD




El mar del otro lado
Olga Bernad
Ediciones de la Isla de Siltolá, 2012
171 pp
13 euros

La editorial de Sevilla Isla de Siltolá nos está proponiendo últimamente algunos títulos suculentos. A ellos se añade éste de Olga Bernad (1969) en una particular versión pues se encuadra dentro de la colección Inklings de Siltolá. El libro no sólo recoge la propuesta poética de la autora, además contiene lo que otros han dicho de su poesía. En definitiva, contiene obra y crítica en el mismo libro.
Empecemos diciendo que en realidad El mar del otro lado, que es el título del libro, es una suerte de antología de dos libros anteriores de la autora: Caricias perplejas y Nostalgia armada. Y también contiene algunos poemas inéditos que supongo figurarán en alguna obra posterior o que constituyen ya un poemario nuevo momentáneamente denominado Mirafondo. Dicho esto se hace harto difícil decir algo nuevo cuando seis autores comentan su primer libro y otros siete, el segundo. Por tanto voy a tratar de hablar de aquellos rasgos que en su conjunto me han llamado la atención.
De su primer libro, Caricias perplejas, publicado en el año 2009, me llama poderosamente la atención esa sensación de serenidad que emanan sus versos. Sobre todo al leer cómo se inició en la literatura y cómo aconteció la publicación de sus versos en papel. Olga Bernad empezó a escribir en un blog que lleva como título Caricias perplejas. Sorprende ese clasicismo renovado en su propuesta literaria. Un clasicismo de sensaciones serenas y aplazadas. También sorprende enormemente su madurez. Quizá no seré demasiado original destacando estos versos pero en sí mismos dan buen ejemplo de la propuesta de esta poeta zaragozana, es el poema Todo:

Sé desde hace algún tiempo
que ya nada sería suficiente,
salvo absolutamente todo.
 Y no sé qué es todo,
no sabría pedirlo ni explicarlo,
no sabría tal vez reconocerlo.
Pero lo quiero todo.
Y no sé si sería suficiente.

Hay en Caricias perplejas ternura y una primacía de lo amoroso. También una especie de erotismo aplazado.
En su segundo poemario, Nostalgia armada, publicado en esta misma editorial el año pasado, hay una profundización en algunos de los aspectos que ya he comentado a los que añadiría un cierto misticismo amoroso y un uso de vocabulario emparentado con la religión. A veces da la sensación de acercarse a alguno de los autores místicos de la literatura española. A la memoria me viene San Juan de la Cruz. A veces cierto pesimismo, también muchas referencias al campo semántico de la muerte. En otras ocasiones hay algo de arrebato romántico. También llama poderosamente la atención la continua apelación a partes del cuerpo. A veces también encuentra uno cierta llamada a la memoria. Una pequeña muestra de algunos versos de este segundo poemario es esta composición denominada Espíritus del vino cuyo final me ha llamado la atención:

Abre la puerta azul del cuarto negro,
ven conmigo al deseo y después deja
que a todos nos absuelva su inocencia.

Los últimos versos, Mirafondo, que configuran la segunda parte del libro y que constituyen la novedad por ser inéditos, profundizan en aspectos que ya he enunciado pero que se intensifican: la alusión continua a la religión –católica- y a la liturgia, a veces. Y también ese darle vueltas a la muerte. Y, en ocasiones, ambas cosas unidas. Muerte y religión, sin abandonar otros subtemas que ya habían aparecido.
Poesía de clasicismo contemporáneo, propuesta poética sólida que parece reivindicar sin pudor un nuevo romanticismo aludiendo a veces a algunos temas clásicos tanto de la época romántica –amor con cierto desatamiento aunque más contenido, religión y muerte- como del misticismo. Más que interesante el libro de Olga Bernad El mar del otro lado.

viernes, 11 de mayo de 2012

BALANCES PARCIALES DE FELIPE ZAPICO ALONSO




Balances parciales
Felipe Zapico Alonso
Ilustrado por Javier Zabala
Eolas ediciones,2011.
141 pp
15 euros


Cuánta pasión hay en el libro Balances parciales de Felipe Zapico Alonso (1960). No lo digo sólo por los textos sino también por las magníficas y coloridas ilustraciones de Javier Zabala. Es un libro muy bello, con mucha sensualidad. Pero es que los poemas de Felipe Zapico son poemas que desbordan, son poemas donde el autor parece derramarse en intensidad. Sus amores son apasionados, sus juicios lúcidos, sus pensamientos certeros, sus palabras tan tiernas como crudas en ocasiones. Es un libro lleno de pasiones, la mayoría básicamente amorosas, pero también hay de otro tipo.
Felipe Zapico es un excelente observador de la realidad cotidiana que poetiza. Los mínimos gestos, los detalles más comunes pueden convertirse en hecho susceptible de convertirse en poema: “Guerra de largas/en la carretera/larga, corta/posición” (p.21) o también en: “y esas comidas rápidas/para una muerte lenta” (p.67). Eso no significa en absoluto que el autor olvide un cierto lirismo: “Los ataúdes enfieltrados/en una noche clara/ desconfían de labios trémulos/y lenguas huidizas” (p23).
Puede uno pasar página a página y encontrar la presencia de un tercero entre el autor y el lector. Ese tercero al que se dedican versos y versos: “allí donde los ojos/anidan/extraviados/ ahogándose impertérritos/ solos/ y mudos/ inmensamente mudos” (p. 56).
Hay un hilo amoroso cotidiano a través del cual las realidades se convierten en certezas, un invisible hilo que el autor entreteje para que sus poemas constituyan un todo sobre lo habitual, tan cotidiano como un gesto o un beso. Incluso el exabrupto tiene sentido en esta poética de la realidad de cada día, de la verdad universal, de los hechos de andar por casa: “Hostia pura/hostia santa/ haz que me quiera Julia”. Probablemente  es por ese motivo por el que Balances parciales es un libro fácil de leer incluso para los que hace tiempo que dejaron de leer poesía tras acabar el bachillerato.
Quién mejor que el autor para definir su mundo: un “caos controlado” (p.61).
Los poemas se suceden sin título aunque hay partes en el libro. Uno de los que más me ha gustado y altamente representativo es este (p.63):
Susurra el saxo
y la tiza numera al detenido
cuando sus labios,
huídos de la boca,
persiguen  –impotentes-,
aleteos que destellan.
y un clamor
grosero
anuncia
la continuidad
el vacio constante
el ansia inconmensurable
y permanente.

No huye el autor de algún que otro recurso estilístico aunque no es su poesía una poesía que se caracterice por el abigarramiento retórico, pues quizá el lenguaje de la cotidianidad no requiere de retorcimiento estilístico: “Y quiero a dos mujeres, /tanto, /que ya no las necesito” (p.71). Aquí usando la paradoja como también un poco después: “que mientes verdades nocturnas” (p.73). O los juegos de palabras: “y tus ojos/ me terminan/pero no me acaban” (p.74).
También uno encuentra partes de mujer derramadas en muchos versos, instrumentos musicales que son recurrentes, como el saxo, quién sabe si porque una de sus otras querencias es la música. También hay alusiones a los recuerdos y a la niñez a través de su cuentos: “tres o cuatro arrebatos/y el Gato con Botas” (p.107).
En ese estudio de lo cotidiano Felipe Zapico se atreve a utilizar palabras tan poco poéticas como: tos, moco, miopía (p. 117), picor de huevos, pelotillas, zorra de mi novia (p.118), cúter, taladro, lijadora, culo (p.131). Todo forma parte de la misma realidad poetizable. Todas la palabras. En ese sentido y como parte del todo me quedo con algo de acidez final para un poemario muy dulce: “renunciando por ello a la presidencia del /círculo católico de mi ciudad” (p.123).
Felipe Zapico, Balances parciales. Genio y figura.