lunes, 26 de abril de 2010

EL JARDÍN DE LOS SUPLICIOS DE OCTAVE MIRBEAU


El jardín de los suplicios
Octave Mirbeau
Ed. El Olivo Azul, 2010
Traductores: Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán.
216 pp
19 euros


El jardín de los suplicios es uno de los libros más repugnantes que he leído en mi vida. Dicho esto, queda aclarar que la repugnancia viene dada por las descripciones de torturas de todo tipo y pelaje y que es indudable reconocer lo bien escrito que está para provocar esas sensaciones. Probablemente hoy podríamos decir que El jardín de los suplicios es una obra gore o hardcore, un verdadero manual de la tortura china.

Recuerdo haber visitado hace unos años en Santillana del Mar una exposición de la tortura durante la Inquisición que, si bien era bastante repugnante, no llegaba al sibilino grado que plantea Octave Mirbeau (1848-1917).

No me cabe la menor duda de que en el planteamiento inicial hay un poco de épater les bourgeois y otro poco de influencia del Marqués de Sade (1740-1818), además de una denuncia (p. 94. “Europa, con su civilización hipócrita y bárbara, es la mentira”).

La obra tiene dos partes claramente definidas y aborda en cada una de ellas un tema diferente.

En la primera parte conocemos la vida de un joven venido a menos que lleva una existencia canallesca aprovechándose de sus contactos sociales y de su relación con un ministro francés. Envuelto en constantes corrupciones políticas debe abandonar Francia con la excusa de una misión científica haciéndose pasar por un falso embriólogo que viaja hacia Ceilán. En esta parte todo nuestro asco viene de la repugnancia moral o ética que a uno le produce la forma de conducir la política y el tráfico de influencias constante (¿Alguna relación con la política actual?). Esto es lo más sobrellevable.

La segunda parte se inicia cuando en el viaje a Ceilán traba contacto con una mujer, de nombre Clara, que le desviará de su ruta hasta China. Aquí es donde veremos la mezcla entre sexualidad y dolor.

El desarrollo de la historia proviene de un diálogo inicial sobre las teorías que tienen que ver con el dolor, la sexualidad y el comportamiento primitivo. El diálogo se da en un salón frecuentado por personas de posición de la Francia del momento.
Esta segunda parte puede considerarse excesiva, tanto en longitud como en exhibición. Asistimos a todo tipo de torturas, canibalismo, y violencia que podamos imaginar. Conoceremos la tortura de la caricia, de las varas candentes, del tañido de la campana, de la rata, etc.

Durante el viaje en barco tenemos un espacio de transición entre la repugnancia moral y la física. Este desplazamiento de una a otra viene dado por el propio desplazamiento del barco y las conversaciones que en él se dan. Por ejemplo hay una crítica a la supuesta civilización que representa Europa al hablar de las guerras y del descubrimiento de munición cada vez más destructiva(balas dum-dum): “Para hacerla más y más mortífera y expeditiva.(..) Se trata de una cuestión de humanidad (…)¿y el derecho de las gentes?(…)ése es el derecho que tenemos de matar a la gente en masa o al menudeo (…)”(p.85).

Posteriormente también hay una parte que abre la explicación del porqué de las torturas:” Yo he visto colgar ladrones en Inglaterra, he visto carreras de toros, he visto agarrotar anarquistas en España…En Rusia he visto a unos soldados azotar hasta matarlas, a hermosas muchachas (…) Pero nunca vi nada tan hermoso como esos presidiarios chinos”(p.108)

Y encontraremos críticas abiertas al papel de la religión en Asia:
“(…)el misionero católico que lleva también la civilización en la punta de las antorchas, de los sables y de las bayonetas” (p.147).

Importante comentar todos estos aspectos pues una lectura superficial nos reduciría el contenido del libro a sus aspectos más escatológicos. El lector sensible convendrá que tenga en cuenta todo este catálogo de pequeñas advertencias, mientras que el lector más osado quizá disfrute descubriendo lo sibilino de la tortura de la rata y llegue a la parte en donde aparece el Ídolo de las Siete Vergas.

En definitiva, un libro no apto para leerse en las comidas, quizá extraño, cuyo autor era considerado por Tólstoi como “el más grande escritor francés contemporáneo”.

Átense con correas de cuero y lean El jardín de los suplicios. Si se atreven, claro.

domingo, 18 de abril de 2010

EL CIELO ES BLANQUIAZUL. DANI JARQUE, 21 HISTORIAS DEL 21 DE BRUNO ALEMANY Y MOISÉS LLORENS(ED)


El cielo es blanquiazul. Dani Jarque, 21 historias del 21.
Edición de Bruno Alemany y Moisés Llorens
Ara Llibres, 2010.
176 pp
18 euros.


Hace unos cuantos años mi profesor de inglés, gran aficionado al fútbol y a los libros y nacido en Newcastle, me dijo: La liga española es muy aburrida. Siempre Barça, Madrid, Barça, Madrid… En Inglaterra, al menos, hay cuatro equipos que pueden ganarla. Bien que lo saben los aficionados del R.C.D.Espanyol por soportar esa dicotomía, no sólo por ser otro modesto de la primera división, sino, además, por convivir en la misma ciudad con uno de los grandes. Por eso la publicación de este libro tiene un poco de aire fresco para el aficionado perico que, harto de tanto Messi y Cristiano Ronaldo, encontrará aquí la vida de uno de sus referentes más cercanos. Nada de historias de fiestas por la noche, de chicas y escapadas. Nada de eso. La vida sencilla de un profesional ambicioso pero honrado. La vida de un deportista sencillo, del que poco se sabía más allá del terreno de juego. Por eso la narración es también sencilla. Es tal y como le veían su familia, amigos, compañeros, profesionales, etc… Tal y como le veían y el recuerdo que les dejó. Es cierto que este tipo de libros tienen el peligro de convertirse en panegíricos y de ensalzar tanto la vida del personaje hasta deformarla. No encontraremos exageraciones en el libro que Bruno Alemany y Moisés Llorens han confeccionado. Sin embargo, hay algunas cosas que de tanto repetirlas rechinan. Por ejemplo, muchos de los profesionales que dan su opinión sobre Jarque hablan de que les extrañaba que no estuviera en la selección nacional. Lo raro es que casi acaba diciéndolo el propio seleccionador nacional que está muy poco creíble en su relato. Así pues, si los aficionados del R.C.D.Espanyol quieren tener un grato recuerdo de uno de sus capitanes más entrañables, aquí tienen este libro: El cielo es blanquiazul. Un relato del jugador y de la persona, del ser que tuvo la desgracia de fallecer cuando todavía no le tocaba, cuando todavía tenía tanto que dar. Un libro sencillo que los pericos pueden aprovechar para comprar y regalar en Sant Jordi ahora que la puerta 21 del Estadi de Cornellà-El Prat lleva su nombre.

lunes, 12 de abril de 2010

UN NUDO EN LA GARGANTA (QUINCE CUENTOS CANALLAS) DE VARIOS AUTORES




Un nudo en la garganta (Quince cuentos canallas)
Varios autores
Trama editorial, 2009
183 pp
16,83 euros

Un nudo en la garganta nos presenta una propuesta narrativa en forma de quince cuentos de diferentes autores de uno y otro lado del Atlántico. Un compendio de relatos realizados por escritores de habla hispana y de temática canallesca. En el prólogo, Juan Ángel Juristo ve la necesidad de acotar el término canalla. Resumiendo: son moneda común los tipos despreciables con un proceder dudoso, antisociales y, a veces, marginales, cuyas historias rozan o son parte del mundo de la delincuencia. Tipos que salen de la cárcel, que llevan armas, trafican o comercian con drogas, aceptan sobornos, roban, asaltan, disparan, matan, les ponen o ponen los cuernos, frecuentan los bajos fondos, se vengan, asesinan, esclavizan, se drogan, se prostituyen o prostituyen o andan en pandillas. Un catálogo de la mayoría de las cosas que hacen y en las que ocupan el tiempo. Una lista nada despreciable en la que encontramos historias que abarcan el género negro o historias que llegan casi a la ciencia ficción. Un conjunto variado tanto en temas como en autores.



Si bien no conozco antologías anteriores que abarquen la temática, no sé si decir género pues quizá parece algo excesivo, y tampoco sé si era necesario tratarlo, pero aprovechando el tirón de lo negro y, en muchos casos, de un realismo más que sucio, Trama editorial nos ofrece esta propuesta que es, a la vez, una buena muestra de lo que autores españoles e hispanoamericanos son capaces de mostrarnos.



Personalmente me quedo con un par de piezas más que notables, ambas de autores argentinos. La primera, Oxidado de Leonardo Oyola, un torrente de venganzas interrumpidas por el tiempo y que parecen haber sido apagadas por el mismo, no siendo así. Un cruce de vidas que compiten por generar más dolor todavía, donde la cárcel acaba siendo un refugio. La otra, del también argentino, Guillermo Roz, titulada Los grises. Un relato de afrentas, de violaciones, del peor canallismo, de esclavitud y de crueldad, de escapadas de los bajos fondos. También un relato de venganzas a tiempo con un final relativamente feliz. Gran relato, para no perdérselo, donde el calificativo gris del título esconde el apelativo de una familia y la historia más negra.



Entre la representación española me quedo con el cuento de Paula Izquierdo, Venganza canalla. Probablemente la historia menos canalla con un final bastante vengativo en la que se ahonda en las palabras a medias, las frases no dichas y los deseos no formulados. También en las envidias y en los errores. Un relato bien llevado hasta su conclusión.



También destacar el relato Un buen tipo demasiado sentimental del español Ignacio Ferrando. Un cuento sobre el personaje de Philip Marlowe, un intento por dar origen al ser creado por Raymond Chadler.



Aquel que desee entrar figuradamente en la vida canalla, que le gusten los ambientes poco deseables y el género negro, el hampa, los mafiosos y la gente de mal vivir, territorio abonado para los enfrentamientos, encontrará en esta selección un compendio de hasta dónde nos pueden llevar todas las bajas pasiones.

lunes, 5 de abril de 2010

EL FINAL DE LA CUERDA DE JOSEPH CONRAD


El final de la cuerda
Joseph Conrad
Ed. Funambulista, 2009
Traductora: Isabel Lacruz Bassols
282 pp
20 euros

No había vuelto a leer a Conrad desde mi adolescencia. Recuerdo que llegué a él a través de la recomendación escolar de La línea de sombra. Eran tiempos en los que devoraba a Verne, a Salgari y a London con avidez. Pronto descubrí a Conrad. Así fui leyendo Lord Jim, El agente secreto (en mi edición era El copartícipe secreto), Un vagabundo de las estrellas. Luego conocí la existencia de la genial película de Coppola, Apocalipsis now. De ahí a leer El corazón de las tinieblas faltó un instante. Y sin saber de qué modo lo dejé en ese punto. Hace quizás una veintena de años. Luego descubrí esta pequeña obra que desconocía, El final de la cuerda y me mostré dispuesto a retomar a Conrad, ese mismo autor que tantos ratos de mi adolescencia había cubierto con pasión.

El final de la cuerda no es una obra menor. Sigue el esquema de la novela conradiana en donde la vida transcurre en relación a un lugar –el mar, el río- y a un conflicto. Lo que a los personajes les sucede se precipita en ese mismo lugar. En este caso tenemos un triángulo de personajes que obedecen a intereses contrapuestos. Por un lado, el capitán del barco, Whalley, caballero venido a menos en la época de la Inglaterra colonial. También está Massy, patrón del Sofala y maquinista. Personaje tosco y venido a más gracias a un sorteo de lotería y que desperdicia su vida y su fortuna en lograr un premio mayor. Por último, el segundo, Sterne, lleno de rencor y envidia hacia sus semejantes y deseoso de mandar un navío. La vida de estos tres hombres se precipitará en el barco, el Sofala, mientras éste navega por un río.


La contraposición de los caracteres de los personajes y, sobre todo, el hecho de que los tres son capaces de extraer de sí mismos lo peor o lo mejor según las circunstancias es el hilo narrativo que va tensando la cuerda. Evidentemente, el título de la novela no es casual porque en El final de la cuerda la cuerda acaba tensándose más de la cuenta y rompiéndose.


En un principio, la novela se centra en el capitán Whalley y su vida. Viudo, con una hija casada viviendo en Australia a la cual no ve hace tiempo. Tras sufrir la ruina de su entidad bancaria, pierde todos sus ahorros. Privado de ese colchón para su vejez y a esa edad en que está pensando más en el retiro que en el trabajo, tiene que malvender su navío para hacer frente a las peticiones económicas de su hija. Así, tras la venta de su barco, se embarca en un nuevo navío: el Sofala, en donde aparecen los dos personajes mencionados con anterioridad, Massy y Sterne.


Con una prosa a veces excesivamente descriptiva pero con una destreza notable, Conrad tiene la capacidad de describirnos paisajes y caracteres con la misma soltura. Con unos cuantos párrafos y, sin apenas apercibirnos, nos expone el triángulo que da origen a la novela. El final desata todas las pasiones en la contraposición de los caracteres de los protagonistas.


Buena ocasión para retomar a Conrad si hace tiempo que no se disfruta de su lectura y de ahondar en las pasiones humanas, en las contradicciones que todos llevamos dentro y que en la narración se desatan en un río, como en su muy reconocida El corazón de las tinieblas, mostrándonos que todos llevamos dentro de nosotros al ángel y también al diablo.