La falta de lectura
José Ramón Otero Roko
Prólogo de Virgilio Tortosa
Epílogo de Consantino Bértolo
DVD ediciones, 2011
125 pp.
9 euros
Recibí el libro de José Ramón Otero Roko (1974) -al cual no
tengo el gusto de conocer- hace ya un tiempo de manos de su propio autor. Libro
editado en la desaparecida editorial DVD del conocido y admirado poeta Sergio
Gaspar. Hacía tiempo pues que estaba pendiente esta reseña que, probablemente,
se ha ido retrasando porque he leído y releído algunos de sus versos en más de
una ocasión como quien tratara de reconocer en un vino sus características.
Una primera cosa que quiero destacar es la felicidad que me
produce encontrar un poemario que se plantea algún punto de vista estético
huyendo de las modas, las costumbres y los refritos. También advertir que aquel
lector que no se vea motivado a pensar un poco, a leer y a releer, a darle
vueltas a la lógica del libro, al sentido del mismo, huyendo de la pose fácil y
altisonante, del verso caduco y del seguidismo habitual, a aquel lector
acostumbrado al lenguaje de siempre que, por favor, no lea a Otero Roko. Que lo
lea el que piense que el lenguaje está para usarse y desusarse e, incluso,
reusarse –por favor, no digan reinventarse que eso sólo se aplica a Madonna-.
Porque la poesía de Otero Roko es de la que huye de la charanga y de la
pandereta, pero, entiéndanme, también huye de la descharanga y de la
despandereta, y permítanme los palabros.
Quieren poesía. Lean a Otero Roko. Quieren renovación. Lean a
Otero Roko.
Quisiera destacar además el principio y el final del mismo.
Un prólogo y un epílogo de Virgilio Tortosa y de Constantino Bértolo, por este
orden, que ayudan a adentrarse en el texto y desgranan algunas interesantes
ideas.
Una de los principios en los que tenemos que pensar al leer La falta de lectura es la libertad. La
libertad, ese concepto tan manido, tan pontificado, tan ensuciado, tan
politizado - incluso que ha dado lugar a que determinada ideología se llame a
sí misma liberal- pervirtiendo todavía más el concepto.
Otero Roko habla de libertad en el sentido libertario.
Casualmente los capítulos del libro se inician todos con una pequeña cita o
bien de un autor libertario o bien de un autor hablando de lo libertario. Una
señal para navegantes. Establecido ese principio cabe plantearnos un paso más
que, en seguida, advertimos. El lenguaje que usamos ha sido pervertido por un
uso y significados determinados y nos propone una revisión del mismo. Y con ese
plan tan ambicioso el autor construye un texto que, utilizando todo tipo de
recursos lingüísticos y estilísticos –encabalgamientos, anacolutos,
contradicciones, pero también uso arbitrario de la ortografía, de las
concordancias, etc-, subvierte el orden
acostumbrado del lenguaje y llega a construir un texto libertario no ya sólo
por su contenido sino también, y especialmente, en el uso de sus formas. Es uno
de los rasgos de su poética. En ese sentido tenemos ante nosotros un texto
profundamente irreverente (p.43):
“no aparece
que me exista, opción. Siquiera”
O también (p. 45):
“(…)No era
cuestión ni la abría. No tu vo materia”
O también (p. 54):
“oír, yo ver, que de haberte querido,
la casa mojada, como te quise”
El lector avezado observará que la poética del autor huye de
lo habitual, del panorama anterior, incluso del lejano pero también se resiste
a ser leído como si el texto tuviera vida y
abarcara todas las posibilidades semánticas lógicas o ilógicas, o como
mínimo fuera de la lógica habitual con lo que, además, supone una crítica a lo
establecido y constituye así un discurso contra el poder, contra todo poder y
contra la autoridad.
El texto, en definitiva, es definido por el propio autor al
final del libro -en un capítulo denominado Poética
y discusión de La falta de lectura- y viene a reivindicar la razón libertaria.
(p.114)
Dense una vuelta por La
falta de lectura. Lo agradecerán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario