La piel de Mica
Paloma Bravo
Ed. Plaza y Janés, 2013
311 pp
17,90 euros
Cuando leí el título
del libro por primera vez me pareció ingenioso. Hablar de una piel que se
asemejara a un mineral transparente. Pronto me di cuenta de mi error. Mica era
en realidad Micaela Salazar, la protagonista de la novela.
Mica es una mujer que pierde
a su padre de niña y que posteriormente tiene un accidente. Indirectamente esos
dos sucesos tan trágicos, tan cercanos a la muerte definen su manera de vivir y
de sentir, sobre todo en las relaciones con sus parejas, tan al límite, tan
como si fuera la última vez. Así parece sentir la sexualidad. Y así su
capacidad de elegir compañero es bastante desafortunada. Sin embargo, encuentra
el que será el amor de su vida muy joven, Miguel. Lamentablemente la historia
no llega a buen puerto aunque marcará a Mica en adelante.
Con este inicio, Mica
resultará un personaje atractivo para muchas lectoras. Una joven liberada, que
habla de la sexualidad sin prejuicios, inteligente, seductora, periodista, no
para de viajar y tiene un buen nivel de vida.
La autora edifica la
novela sobre un constante diálogo que, seguramente, es la piedra angular de la
novela y su principal logro. Lo que la hace rápida de leer y fresca. Los
diálogos son certeros y, a veces, tienen toques de humor (p.48):
“-¿Y tú por qué estás
tan flaca? ¿Eres anoréxica?
-¿Y tú por qué haces
preguntas tan idiotas? ¿Eres imbécil?”
Mica es directa. A
ratos parece una mujer muy experimentada pero también un poco idealista o
ingenua (p.259). ¿Es quizá por esa mezcla por lo que el personaje puede parecer
atractivo?:
“Políticos, banqueros y
grandes empresarios. No lo vieron venir, no lo supieron frenar, no lo saben
solucionar”
Pero Mica es despedida
y muere su madre. Estos hechos aparecen ya en la página inicial. Ella se dedica
a redactar su currículum que, en realidad son los últimos veinte años de su
vida, con ayuda de sus amigos. Y poco a poco uno va descubriendo los entresijos
de sus existencias y del carácter y las circunstancias que rodean a Mica. Y a
uno le da la impresión de estar viendo una de esas películas generacionales
donde un grupo de amigos de ya una treintena se reúnen a hablar de sus vidas
pasadas y a rememorarlas. Algo así como Beautiful
girls, la película en la que actuaban Uma Thurman, Matt Dillon, Natalie
Portman y otros, pero en España, porque la historia transcurre en España.
Habrá quien vea también
algo de esa gauche divine que un día nos mandó. Esa gauche divine, pija que
tuvo el poder. En el fondo la autora hace bien en plasmar esos personajes, porque
existen. Ingenuos idealistas como el padre de Miguel (p 67):
“Pero, ¿sabes, Mica?,
hay otra manera de mejorar la realidad, de hacer cosas: en vez de cambiar “EL”
mundo, así con mayúsculas, uno solo, cambiar un montón de mundos en minúsculas
que son igual de grandes. Los de la gente que trabaja contigo y los de sus familias
(con mejores condiciones, mejores horarios, mejores sueldos), los de los
consumidores (con confianza y calidad), y el mío…”
Parece hasta lógico que
ese mundo de hipocresía lleve necesariamente a Mica a acercarse al 15M, aunque
sea desde una convicción algo ingenua. Y eso se palpa al final del libro.
“Luchamos tanto,
teníamos tanta ilusión… Y ahora da todo igual. Políticos mediocres, periodistas
complacientes” (p. 239, dice la madre de Mica)
“Que no Mica, que no,
que no nos representan” (p.240, el hermano de Mica, Pablo)
“.. . en vez de
recortar han talado “ (p. 252, la propia Mica)
Y sin embargo el libro
tiene otras lecturas desde el punto de vista de la amistad y sus alrededores.
El lector puede elegir en cuál profundiza, con cual se queda.
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