domingo, 26 de febrero de 2012

TRANSICIONES HACIA JORDI SIERRA I FABRA





Cuatro días de enero

La acción de la novela transcurre entre el lunes 22 de enero y el jueves 26 de enero de 1939, cuando el Gobierno de la República abandona Barcelona y ésta será tomada por las tropas de Franco. En una Barcelona desgobernada, donde ya no queda ninguna autoridad, hay un inspector de policía, Miquel Mascarell, fiel a la República, que intentará descubrir quién ha asesinado brutalmente a una prostituta.
Cuatro días durará la búsqueda del asesino y, en estos días, Miquel Mascarell paseará por una Barcelona devastada, hambrienta y desesperada.
Sobrecogedora.


Siete días de julio

Ocho años y medio después, Miquel Mascarell regresa a Barcelona después de haber sido condenado a muerte, indultado y de haber cumplido la condena en el Valle de los Caídos. Al llegar a Barcelona se aloja en una pensión y recibe un misterioso sobre con una foto, cierta cantidad de dinero y una dirección.
Durante siete días deberá descubrir quién es la mujer de la foto y, a la misma vez, descubrirá la Barcelona de la postguerra: hambre, miedo por un lado y grandes riquezas por el lado de los vencedores: el estraperlo.


Cinco días de octubre

1948. Miquel Mascarell ha rehecho su vida al lado de Patro, una mujer más joven que él y a la que le ha salvado la vida en dos ocasiones. La visita de un hombre en su domicilio para proponerle la investigación de un nuevo y extraño caso, da un vuelco a sus vidas: deberá encontrar la tumba del único sobrino de Benigno Sáez, muerto al comenzar la Guerra Civil.
Pese a las reticencias del ex inspector de policía, de nuevo deberá moverse por las calles de una Barcelona de posguerra e investigar teniendo en cuenta que los testigos ya han fallecido.

Me regalaron Cinco días de Octubre el día de Sant Jordi. No fue una elección muy arriesgada ya que la lectura de Jordi Sierra i Fabra es una de mis favoritas. Lo descubrí con el libro Camarada Orlov y después leí otro montón de novelas no en vano es uno de los escritores más prolíficos y premiados de nuestro país. Ha creado una Fundación en España y otra en Colombia para fomentar la lectura y ayudar a los jóvenes escritores.
Pero cometí el error de leerlo antes que los primeros: no sé si trilogía o saga. Por tanto recomiendo que sean leídos por orden de publicación.
En Cuatro días de enero el autor nos presenta la Barcelona de los últimos días de la Guerra Civil. Una Barcelona desolada, donde la población ya no sabe a qué atenerse. El gobierno de la República abandona la ciudad y la deja a merced de los vencedores: las tropas de Franco.
Miquel Mascarell no ha podido abandonar Barcelona, tal y como han hecho otros compañeros y familiares ya que su mujer, la Quimeta, sufre un cáncer en estado terminal. En medio de toda esta desesperación la población se muere de frío, de hambre, hay mujeres que se prostituyen como medio de conseguir ingresos, el miedo de los que permanecerán en la ciudad porque no se han podido marchar y la incertidumbre de lo que pasará con las personas que no son afines al nuevo régimen. Esa Barcelona donde las tropas de la Republica se nutren de jóvenes mal alimentados, la Quinta del Biberón -“la vida se les caía encima y ellos miraban todo con ojos de no entender por qué. Su mundo se desvanecía” (pág. 19)-. Miquel Mascarell pierde a su hijo en la batalla del Ebro. Es muy emotivo el capitulo donde conoce a Tomàs Abellán, soldado que combatió junto a su hijo y le explica cómo murió, dónde fue enterrado y la carta que le estaba escribiendo a sus padres cuando murió: “fue una bala perdida (…) Ni siquiera sé de dónde vino. Pudo incluso ser de nuestro lado” (pág. 162). Que muertes tan inútiles.
Por otro lado aparecen los burgueses que al inicio de la guerra se van de la ciudad y ahora regresan enarbolando la bandera de lo que realmente eran: fascistas al lado de Franco. Esos mismos burgueses de doble moral: de esposa en casa, misa los domingos y querida para satisfacer sus deseos: “Todos esos tipos de la burguesía catalana, rama católica acérrima, meapilas, poniendo cirios a Dios y velas al diablo” (pág. 176) que se enriquecerán con el estraperlo con el beneplácito de las autoridades del momento.
Y en medio de todo esto, Miquel Mascarell tendrá que descubrir al asesino de Mercedes Expósito.
No tiene desperdicio ninguna de las 284 páginas de la edición de bolsillo que he leído.
En Siete días de julio, todo transcurre entre el domingo 20 de julio y el sábado 26 de julio de 1947. Miquel caminará por las calles de una Barcelona que ya no es la suya. Una Barcelona destrozada, donde el hambre y el miedo recalan hondo en el ánimo de la gente. Sobre todo el miedo. Es espeluznante el episodio donde narra la llegada de Miquel Mascarell a Barcelona en tren desde Madrid; desde la entrada por la plaza de las Glorias hasta la salida de la estación de Francia. He de decir que los que hemos oído estas historias de nuestros padres o de nuestros abuelos no podemos más que sentir rabia. Casualmente leía este libro cuando murió Manuel Fraga y me causó cierto asco pensar que a un ministro del dictador ahora pretendan que lo veamos como un demócrata de toda la vida o que un juez que quiere que se haga justicia con las víctimas de la dictadura sea condenado por los mismos sujetos afines a la ideología del dictador y apartado de la judicatura un 23 de febrero. Paradojas del destino.
He comentado que es importante leer los libros por orden de publicación porque hay algunos personajes que se repiten en las tres novelas o el autor hace referencia a ellos. En los dos primeros hay un nexo común: el asesinato de mujeres que se dedicaban a la prostitución.
En una época donde el hambre era uno de los problemas más acuciantes, muchas chicas se prostituían para poder mantener a toda su familia: ”todas sueñan con un señor de dinero que las retire” (pág. 103).
Y mientras el ex inspector de policía intenta descubrir al asesino de la prostituta, vemos como vivía la gente en la postguerra, lo que leían, las películas de cine que proyectaban. No tiene precio.
Cinco días de octubre transcurre entre el 11 y el 15 de octubre de 1948. En esos mismos días, en Madrid, hay un consejo de guerra para juzgar al grupo de los ochenta por lo que los maquis tendrán relevancia en el relato. Estos hechos están muy bien explicados en los agradecimientos del escritor. Por cierto, en las tres novelas agradece a Francisco González Ledesma sus recuerdos. Recuerdos de todos aquellos supervivientes que les toco vivir en el lado perdedor.
Unos libros muy recomendables para aquellos jóvenes que creen que Franco es un jugador de futbol de primera división y para todos aquellos que creemos que un pueblo que no conoce su historia tiende a repetirla.

Pilar I.

Cuatro días de enero de Jordi Sierra i Fabra, De Bolsillo-Random House Mondadori,2011.
Siete días de julio de Jordi Sierra i Fabra, De Bolsillo-Ramdom House Mondadori, 2011.
Cinco días de octubre de Jordi Sierra i Fabra, Ramdom House Mondadori, 2011.

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