La hiedra y el mármol
Fernando de Villena
Ed. Carena, 2009
60 pp.
12 euros
Fernando de Villena (1956), profesor de literatura y escritor no es nuevo en la poesía y son varios los poemarios que ha escrito. La hiedra y el mármol es un variado mosaico de poemas en donde versos rimados y sin rima se suceden. Merece especial atención una de las partes del libro -digo partes aunque no tiene división alguna- en la que el autor se prodiga con los sonetos. Dentro de esta parte imaginaria hay específicamente una subparte dedicada a los meses del año compuesta también de sonetos.
Resalta la exaltación de la naturaleza -probablemente del lugar de su nacimiento, Granada- a la que el autor se dedica en muchas de las composiciones (p.12):
Se demora la tarde en las vidrieras
con balsámico aroma de glicinas
y el jardín se dispone ya al reposo.
Es en estos sonetos donde uno redescubre un cierto clasicismo de las formas. Aún así, encuentra una poesía sin excesos y bastante despojada de recursos estilísticos (p 22).
Y esperar que nos diga la campana
de un pequeño convento muy cercano
que por fin ha llegado nuestro instante.
Y a veces emerge un cierre más que afortunado con toda su fuerza (p.27):
A tu grupa cabalga siempre el cielo
y para recibir tu fiel simiente
tiene el mar preparadas sus entrañas.
Hay también entrañables muestras de cariño y calor de hogar (p.30):
Estáis equivocados. Yo os diré su dolencia:
Estáis equivocados. Yo os diré su dolencia:
Ha visto un gris gatito y tenerlo quisiera
para siempre a su lado como al más fiel amigo.
¿Quizá un guiño al pasado, a un deseo irrealizado o revivido o simplemente a un hecho ocurrido y recordado?
Sin embargo De Villena también tiene espacio, en este variopinto poemario, de denunciar lo que cree injusto como en su Contra las guerras (p.31):
Un día llegará en que no haya estados
ni haya rivalidades ni fronteras (…)
Y, a veces, se apercibe de que el paisaje y su huida a él no es suficiente para ocultar la realidad:
Nos salvan los recuerdos,
algún que otro rincón
no hollado todavía por los bárbaros (…)
O cuando se apercibe de su propia derrota (p.33):
(…)¿puedes nombrar como fracaso
tu ya larga existencia?
difícil contestar a esa pregunta;
atroz la aceptación de la derrota.
Y el recuerdo es otro de los temas planteados (p.35):
Vivir en el recuerdo es más hermoso
que esta lucha constante, cotidiana,
contra todo lo feo que nos cerca.
Y el recuerdo se convierte en un asidero. También hay melancolía (p.48):
Es difícil ver como día a día
La vida nos retira sus manzanas.
Y homenajes. Especialmente me gusta su poema dedicado a Rafael Cansinos Asséns que lleva su nombre (p.44).
Y hay también sensaciones de vacío tras un viaje plagado de recuerdos, intentos vanos por encontrar el lugar fuera de las ciudades (p38):
Es hermosa la vida todavía
lejos de las ciudades.
Poemas en los que se constata amor por lo vivido. Amor por lo trascendido convertido en poesía.
Muchas gracias por las generosas palabras que has dedicado a mi libro. Abrazos desde Granada de Fernando de Villena
ResponderEliminarGracias a ti por dejar tus palabras y leer la reseña. Un abrazo.
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