lunes, 7 de marzo de 2011

UN KOALA EN EL ARMARIO DE GINÉS S. CUTILLAS


Un koala en el armario
Ginés S. Cutillas
Cuadernos del Vigía, 2010
14 euros
100 pp



Un koala que un buen día entra en nuestra casa y se dirige al armario para dormir, un equipo de fútbol que entrena cada día jugando con otro supuesto equipo que se ejercita en la mitad oscura del campo, un oficinista que habita en un ascensor, un tipo que se pasa una tarde mirando el misterio que oculta una puerta de la que salen o desaparecen personas, tales son los argumentos que Ginés S. Cutillas inventa para Un koala en el armario, argumentos extraídos de una vida cotidiana sesgada, contemplada con una mirada propia que tiene unas reglas que no siguen los cauces de la normalidad, sino que superan la realidad para crear otra nueva. Ésa es la virtud más importante del autor, Ginés S. Cutillas (Valencia, 1973).

Da la impresión de que últimamente se está moviendo algo en el cuento español y quizás Cutillas aporta su grano de arena. La lectura de Un koala en el armario no deja de recordarme algunos de los libros más celebrados de Juan José Millás como No mires debajo de la cama o El orden alfabético antes de que otros derroteros le llevaran a un más que mediocre Dos mujeres en Praga. No en vano Cutillas tiene la virtud de crear mundos que se rigen por normas propias que a los ojos de la razón pueden parecer simplemente absurdas o repentinas. El autor imprime un estilo característico a sus historias, un estilo que nos lleva a la sorpresa, a la extrañeza, al delirio e, incluso, a la risa. Relatos tras los que después de una narración más o menos creíble, una frase final, como un mazazo, nos sitúa en un terreno desconocido, absurdo, sin sentido. El término perplejidad será uno de los que más utilice el lector tras la lectura y asimilación de su contenido. Algunos cuentos necesitan de más de un simple vistazo y otros de un reposo para sacarle todo el jugo, porque Cutillas es un autor que esconde la carta definitiva en las últimas palabras.

De entre los más celebrados me inclino por La puerta, cuyo argumento ya he desgranado al principio, Desconfianza ciega o el grandísimo y delirante, casi diría marxista, por los hermanos Marx, El botón rojo. Pero no menos delirantes son El equilibrio del mundo o El mundo desde mi bañera. También descubrirá el lector qué se esconde tras un misterioso funcionario que siempre da las mismas respuestas en El funcionario, o la razón que se oculta tras una carta en Motivo de devolución y sabrá cómo y porqué uno acaba viviendo con una desconocida en Una historia doméstica.

Qué más decir de un libro que provocó que todo un vagón de metro se fijara en mí tras soltar una sorpresiva carcajada.

2 comentarios:

  1. Buena pinta tiene...aunque me permito una manía subjetiva mía; empieza a cansarme pelín (sólo pelín) esta narrativa tan "modelna" que sólo busca "sorprender" al lector, no sé si me explico...Una está muy mayor ya...

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  2. Bueno, no se trata de sorprender per se. El autor trata de buscar un punto de vista de lo cotidiano que acaba situando al lector en la extrañeza o en la perplejidad. Y hasta me hizo reír. Por cierto, se presentó en Madrid.

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