Los amores de Sylvia
Elizabeth Gaskell
Ed. Mondadori, 2010
Traducción de Damián Alou
603 pp
27,90 euros
Elizabeth Gaskell nació en 1810 en Chelsea (Londres), en el seno de una familia cuyo padre era ministro de la iglesia unitaria, una de las iglesias más tolerantes de la época y especialmente progresista en su actitud para con las mujeres, lo que permitió a Gaskell poder tener una buena educación. Es una escritora de tendencias progresistas y esto se puede observar en buena parte de su obra introduciendo el conflicto entre clases sociales.
Los amores de Sylvia es la historia de Sylvia Robson, una mujer muy bella de la cual se enamoran dos hombres muy distintos entre sí: Philip Hepburn, un joven con un futuro prometedor como comerciante pero físicamente poco agraciado, y Charley Kinraid, un hombre muy apuesto, mujeriego y pescador de ballenas. Entre ellos habrá un secreto que les marcará toda su vida. Viven en Monkshaven, ciudad inventada por Gaskell pero que parece ser que es la ciudad de Whilby, pequeña población pesquera que ella visitó junto con dos de sus hijas, famosa por sus balnearios y cuyo clima no era todo lo beneficioso que la Sra. Gaskell buscaba. De hecho, en toda la novela el clima es un factor primordial.
Bajo esta historia de amor, Gaskell nos da una interesante visión de la historia de la Inglaterra que narra en Los amores de Sylvia: "Suerte tenemos nosotros de vivir en la época presente, en la que todo es lógico y coherente"(p. 99)
Los amores de Sylvia es una novela deliciosa. Su autora es, posiblemente, la mejor escritora de la denominada novela victoriana. Ha tenido la valentía de escribir la situación de la sociedad en las zonas industriales con una visión progresista y, lo que es más complicado, siendo mujer, y describir la mojigatería de la sociedad rural victoriana, profundamente cerrada, inculta y clasista.
Llama la atención que la protagonista de Los amores de Sylvia tenga una personalidad tan distinta a las de las otras novelas de Elizabeth Gaskell. Todas sus protagonistas son mujeres luchadoras, analíticas, con buena educación. Sylvia es todo lo contrario. Vive en un entorno tosco. Se deja llevar por los sentimientos, no por la razón. No le interesa aprender a leer: “Después de todo-dijo Sylvia, arrojando su pluma y abriendo y cerrando su mano cansada y agarrotada-, no veo de qué me sirve agotarme aprendiendo a escribir cartas cuando no he recibido ninguna en mi vida (…) Si recibiera alguna, no sabría leerla (…) Ojalá desterraran a todos los hombres que se estrujan el cerebro inventando palabras nuevas.” (p.145-6)
Margaret Hale de Norte y Sur es una mujer que, pese a no vivir holgadamente y provenir de un ambiente rural, es instruida, y es capaz de defender a un hombre, el dueño de una importante empresa textil, de las posibles agresiones de sus trabajadores en un día de huelga. De la misma manera que Molly Gibson de Hijas y esposas, se siente muy atraída por los conocimientos científicos.
Es una novela para disfrutar, para no parar de leer hasta el final, pese a sus 603 páginas. Para seguir leyendo más novelas de Elizabeth Gaskell. Muy recomendable para todos aquellos lectores apasionados de este periodo de la literatura inglesa. Por cierto, es una delicia poder leer la novela en esta edición tan cuidada de Mondadori. Muy interesante el prólogo de Damián Alou, en el que nos adentra en el mundo de Elizabeth Gaskell.
Los amores de Sylvia fue publicada en 1863 y fue la última novela que publicó ya que falleció en 1865.
Pilar I.
LLego a tu blog al leer el comentario que has dejado en el de Antonia Romero. Un placer dar con el tuyo y leer esta bonita reseña, sobre a querida Gaskell. Su Cranford me lo leí y releí unas cuantas veces; he visto la serie... Ya ves que yo tiro más hacia la campiña inglesa que hacia la urbe. De todos modos, de esta novela tomo nota!
ResponderEliminarUn saludo,
A mí también me gustan más las novelas ambientadas en la campiña, pero es interesante ver la opinión de una mujer de la época en cuanto a los problemas que existian en las grandes ciudades. Es otra visión de las novelas victorianas. No te pierdas Norte y sur o Hijas y esposas. No te arrepentirás. Aún así no dejaré de leer a Jane Austen.
ResponderEliminarUn saludo