Cosas
Felipe Zapico
Zoográfico, 2013.
60 pp
9 euros.
Para cualquier escritor es un atrevimiento ofrecer a los lectores
lo primero que escribió, por eso debemos agradecer este acto de generosidad a
Felipe Zapico que, sólo tras una previa selección y sin corrección alguna, nos trae este Cosas, poemario que ya
destaca por su exterior a modo de libreta de apuntes escolares. La propia
biografía que aparece en el libro ya nos advierte de que el poemario fue
escrito en 1981. Así que a la hora de leerlo no podemos ponerlo cronológicamente
a continuación de Balances parciales
(2013), El ladrón de peras (2013)
y Fotomatón (2013). Es, así, su
antecedente más lejano pero en el que ya se aprecian algunos de los temas que
posteriormente desarrollará en sus libros. Una cosa que sí destacó su autor en
las presentaciones es que no habla de amor. Sin embargo el amor y la pérdida
son temas recurrentes en Balances
parciales y en El ladrón de peras.
Situados así para entender qué vamos a encontrar, lo primero
que observamos es una distribución de los poemas en cuatro partes.
La primera es la que contiene más crítica.
Refleja más la rebeldía de la edad. Probablemente contiene algunos de los
disparadores que, posteriormente, desarrollaría tanto en sus
poemarios como en las canciones de su
grupo musical, Deicidas.
Para muestra encontramos el siguiente fragmento (p.13):
“La bala de plata
no es menos mortífera
la píldora dorada
no es menos amarga
y la verdad escondida
no es menos mentira
tabús y mentiras no son ofrecidas (…)”
Sorprende que a principios de los años 80 el autor ya viera
lo que nos venía encima con la burbuja inmobiliaria, y lo dice en su Cosa primera (p.9):
“Y llegaron ellos
los invasores,
construyendo en prados
grandes bloques.
Nos dejaron a todos
los sinsabores.
No podemos huir,
ya nos invaden
por aquí,
por allí,
los constructores”
La segunda parte del poemario es igualmente crítica pero
añade un par de elementos: la burla (p.29):
“(…)rimbombantes sobrenombres con el alias al lado
esqueléticos cadáveres cada uno por su lado
letras caídas de libros aquí quiere ir hilvanando
fanfarrias y chirimoyas este cuenta se ha acabado (…)”
Y los juegos de palabras creando cacofonías (p.30):
“Fea fe veo en tu faz
Fécula fecal fardan las fauces
Farfanes faquines
fantasean en el fango (…)”
La tercera parte es variada. Contiene críticas al turismo que
durante años ha sustentado la economía española (p.34):
“(…) Las playas de Málaga
se nutren de gabachos (…)
Se llevarán unos kilos de sol y agua verde (…)”
También a los intelectuales (p.37) por sus “siempre
discusiones más que bizantinas” cuya única intención es llenar “esa hora de la
tarde en que las fiestas/ y certámenes aún no han comenzado”
La parte final es, quizá, la más personal, incluso la más
intimista (p.47):
“Raíles helados
frío matinal
sol esperanzador (…)
Y también se repite en su último poema (p.52):
“Sol
carretera comarcal
tractores anticuados
coches veloces en busca del mar (…)”
Cosas es una forma de descubrir el
principio del autor y una buena manera de situar la poesía a pie de calle.
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