sábado, 29 de junio de 2019

LA MEMORIA ENCENDIDA DE ELADIO MÉNDEZ


La memoria encendida
Eladio Méndez
Amargord, 2016
96 pp
12 euros


Es la poesía de Eladio Méndez una poesía que abruma por su sinceridad. Poesía que emana de la corriente de poesía crítica, incluído ya como uno de los autores de la poesía de la conciencia; la suya es una poesía que a veces parte del recuerdo íntimo, del detalle de infancia para, a continuación, utilizar ese mismo recuerdo a modo de reflexión, muchas veces de tipo social, otras tantas que entroncan con los problemas diarios y, en ocasiones, también hablando de las grandes injusticias del mundo. No es la suya una poesía que busque pendencia pero tampoco es una poesía de los perdedores, es una poesía que se siente orgullosa de su origen obrero, una poesía que hace memoria para los que tienen memoria de pez. Es la suya una poesía que reconforta, a veces también enrabia, pero que sostiene la verdad porque en sus palabras hay mucho de verdad. No hay grandes palabras ni versos ornados ni floridos. Utiliza Eladio Méndez el verbo fácil, la palabra comprensible para que nadie pueda decir que no entendió su mensaje, pues la verdad no necesita grandes palabras ni demasiados ornamentos. Con semejante armamento Eladio Méndez reconstruye la memoria de los menos favorecidos, de los que perdieron en nuestra guerra, de los que vivieron la pobreza, a los que se les prometió una democracia fértil de vidas cómodas que luego se convirtió en lo que vivimos. Ahí está él para recordar al poderoso, al político hipócrita y mentiroso, al empresario usurero, a los que siempre han detentado y detentan el poder, ahí está el poeta para recordarles los paraísos prometidos y los paraísos perdidos.

Entrando en su poesía, más en concreto en la forma en que se construye, hay poemas que son pequeñas parábolas como el titulado Convicto (p.58), una pequeña historia cuyos versos finales contienen casi una máxima, una lección de vida para aprender. Otras parábolas son Verborrea carnívora (p.60) y Un país enfermo (p.61) por poner algunos ejemplos.

También hay poemas que se convierten en pequeñas historias y que el autor podría desarrollar a modo de relato, por ejemplo en Terapia eficaz (p.62) donde un disparador creativo da lugar a una pequeña historia.

En otras ocasiones el poema se inicia con un patrón que se repite a modo de anáfora como es el caso del que principia el libro, Mi patria (p.15). Al primer verso, "No es mi patria"... le sigue una contestación o una aclaración diciendo "Mi patria es"... como en estos versos:

"No es mi patria medalla que se lleve en el pecho (...)
Mi patria es el sonido que mana de los yunques (...)"

Esquema similar de reiteración tenemos en La flor de nopal donde el autor inicia las tres primeras estrofas con la palabra "grito" con una evidente intención enfatizante.

Otros poemas se construyen sin un esquema aparente pero contienen un cierre que tiende a ser la caja de resonancia de los argumentos que los versos nos han ido dando. Algunos cierres destacables:

(p.20) "Cuándo, compañeros,
cuándo seremos nosotros
los escultores de la historia"

O también en :

(p.75) "Sabed los insolidarios
que en las tierras hostiles
el transcurrir del tiempo
se mide con clepsidras de llanto"

Y en: 

(p.83) "Aunque ellos aún lo ignoran
soñar es el principio"

Uno de los poemas más acertados  y que está dedicado al poeta Marcos Ana es El dolor de tus versos, especialmente en la estrofa donde dice (p.77):

"Desconoce el tirano
que preso es solo el hombre
que claudica antes sus carceleros.
Jamás quien permanece asido a sus ideas"

La memoria encendida contiene asimismo unos destacables prólogo y epílogo de la mano de Manuel González y Antonio Orihuela. Yo tengo la costumbre de leer los prólogos y epílogos cuando todo ha concluído pero aconsejo encarecidamente leerlos. 

Definir La memoria encendida es hablar  más que de una obra, de fe de vida, es aprendizaje continuo, es justicia de desfavorecidos, es esperanza en palabras. 


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